1. Su Papel en la Creación de Vida: Nosotros hemos visto la presencia del Espíritu en la creación del mundo. Referimos también a Génesis 2:7 que habla de la creación del hombre. Si usted leyó este pasaje, es posible que quedara con algunas preguntas al respecto. El pasaje dice:
Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.
Quizá usted notó que la palabra espíritu no se encuentra en este pasaje. Pero las palabras aliento y espíritu son íntimamente relacionadas en el Antiguo Testamento. En el Hebreo la palabra ruah (y, a veces, nepesh) puede significar ambas palabras – y más. Viento, aliento, mente, espíritu y alma están entre los significados posibles de la palabra ruah. Por esto, cuando la Biblia habla del aliento de Dios, está hablando de mucho más que el aire que exhala Dios cuando respira. Y, en el caso de Génesis 2:7 (y muchos otros) está hablado de una fuerza de vida propiamente divina.
En cuanto al Espíritu de Dios, es muy difícil saber cuando este Aaliento divino@ llega a ser un AEspíritu@ aparte. Obviamente, los judíos no podían, con su fuerte monoteísmo, hacer tal distinción. Pero nosotros, leyendo el Antiguo Testamento con los lentes del Nuevo tenemos que hacerla. Tenemos que interpretar la revelación antigua por medio de la nueva. Aceptando así la realidad y existencia del Espíritu Santo, nosotros lo llegamos a ver en todas las partes del Antiguo Testamento también.
Específicamente, la idea de espíritu como aliento nos indica la relación entre el Espíritu Santo y la creación del hombre – un ser viviente. El soplo de Dios, el aliento de Dios es, en muchos de los casos, su Espíritu. Aquí citamos algunos de los pasajes donde queda muy clara esta relación:
El espíritu de Dios me hizo, y el soplo del Omnipotente me dio vida. Job 33:4 Si él pusiese sobre el hombre su corazón, y recogiese así su espíritu y su aliento, toda carne perecería juntamente, y el hombre volvería al polvo. Job 34:14-15 Así dice Jehová Dios, Creador de los cielos, y el que los despliega; el que extiende la tierra y sus productos; el que da aliento al pueblo que mora sobre ella, y espíritu a los que por ella andan. Isaías 42:5